Ha sido un ejercicio de alteridad, de ponerse en el sitio no sólo del cliente sino también de los vecinos, intentando adaptar el proyecto con cada nueva versión a los requerimientos de los vecinos. Evitando conflictos. Por eso, la forma de la versión final se adapta completamente a las proporciones, formas y colores de los edificios vecinos. Nos preocupa como siempre la luz y la ventilación natural. Conseguimos una certificación energética A para un edificio ahorrador que puede producir la misma energía que consume. Colaboramos con la paisajista Mònica Martí Cervera en el proyecto de jardín. Pintamos las paredes del patio como si formaran parte de las casas vecinas y conseguimos que la casa sea un discreto y confortable refugio para sus habitantes.